Este poema hace un contrapunto entre esas personas que no ven más que niñez en su horizonte, y esos que hace ya un rato que ven otra cosa muy distinta.
Y ya está aquí la mañana,
Con su sol iluso e inocente,
Que corta amarras a la infancia.
Y los ojos del joven inmundo,
Duermen en culpable silencio.
El niño juega en las hojas,
Juega al robot y al espía.
El niño no lo sabe aún,
Pero la interrupción de ese sueño,
Llega sin aviso y todo lo destruye.
Si piensa en abrir los ojos,
Será para cerrarlos muy luego.
Si piensa en abrir su boca,
Será para beber por la noche.
Así vive ciego y mudo hasta el viernes.
Y ya está aquí la mañana,
Que le recuerda que está perdido,
Y baña en luz al barranco,
Por donde baja el sendero.
Y el niño espía llora en secreto.
Y no falta el día en que se encuentren,
Y el joven llore desolado,
Es que no logra verse reflejado,
En esos ojos inocentes.
El niño comprende que todo era cierto.
Hay algo que el joven no sabe,
El niño ha muerto en silencio.
1 comentario:
aveces es mejor qedarse dormido...
aunq eso no evita la locura de la realidad...
y no vale la pena envenenarse para evitarlo...
y al final es tu eleccion seguir o no con la mentira.
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