Para comprender esta segunda entrevista, es necesario leer la primera, que se encuentra un poco más abajo en este mismo blog. Los dejo en entrevista exclusiva con...
Cómo me duele el cuello…Buenas noches.
Sucede que de un día para otro dejamos de ser niños. Nadie nos preguntó nada. Nadie se molestó en saber nuestras preferencias. Tal vez si yo hubiera elegido libremente la opción de crecer, no me sentiría desdichado o demasiado apremiado por esta vida exigente y perversa. Ni siquiera tengo ese consuelo, que todo esto sea culpa de mi actuar. Nada.
Sin previo aviso, cambiaron mis tardes de juego por horas de mente agónica. Cambiaron mis noches de tibio sueño por horas de nulo sentido del equilibrio, por horas de inexistente sentido de la dignidad. Cambiaron esa inocencia ingenua que mis ojos no conseguían ocultar, por el hecho de sentirme más culpable que cualquiera de mi familia, simplemente por saber demasiado. Cambiaron un presente feliz por un futuro que nada más pende de un hilo. Y que sin mucho, se puede cortar. Tranquilos, no veo tijeras por ningún lado. No en este escenario.
La vida en todas sus facetas me agobia, me traiciona, me miente, y no hago mucho al respecto: me dejo agobiar, la perdono y le creo. Claro que no tardo mucho en morderme la lengua. Y pasan los días y realmente nada sucede.
Me dejo manipular por el curso de la vida. Lo confieso, tal vez sea mejor sólo callar y acatar. Doblegar el ego una y mil veces, creer que esto es un sueño, un mal sueño. Pero me pregunto, ¿si muriese mañana, qué quedaría? ¿Cuales habrían sido mis logros? ¿Quién me recordaría? Sólo fui uno más que siguió el predecible rastro de la rutina. ¿Demasiadas preguntas? Tal vez sea mejor morderme la lengua.
Miro a mi alrededor y no tardo mucho en encontrar personas que viven en aquel estado tan anhelado por mí, veo personas que incluso lo ignoran, eso me perturba. ¿Acaso ustedes saben cómo he de proceder? Ya veo.
Me han criticado que normalmente hablo mucho de los días de la semana, y de una cierta obsesión con el tiempo y sus más diversas nomenclaturas. Por una parte, me reconozco un referente perpetuo al calendario. Al reloj. Pero, ¿qué más puedo hacer?, si al pasar el tiempo, no me queda más que el recuerdo de números y fechas, días y páginas, absolutamente carentes de todo aquello que les dé valor sino como fechas y números, en sí, vacíos.
Antes, aspiraba a la felicidad, a trascender, a sobresalir de entre el común de los mortales. Aspiraba a la inmortalidad, al inconciente colectivo. Ahora aspiro tímido a una vida con tintes de mediocridad y con alguno que otro logro modesto. Pretendo la absoluta normalidad y anhelo su camuflaje.
No tengo temas más interesantes de qué hablar, lo siento. No quiero irme aún. Siento que no lo he dicho todo, es decir, hablaría más de lo mismo pero prefiero quedarme. ¿No hay rating? Hace frío allá afuera. ¿Salir del escenario? ¿Fuera del canal? ¿Qué obtengo de una salida sigilosa? ¿Qué gano con un escándalo? Lucha. ¡Déjenme! No tienen idea de lo que hacen. ¡Díganle que la amo, que siempre la amé! Esto no estaba en el contrato. ¿Nunca hubo contrato? ¿Esto no es un canal de televisión? ¿De nuevo esas jeringas, pero qué mier…?
domingo, 10 de junio de 2007
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3 comentarios:
Notable 2
magnificent
Muy Bueno.
Espero Una Entrevista III.
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